martes, 31 de julio de 2018

Malas mamás


En una reunión de yoga, conocí a una mujer de esas personas bastante directas en sus comentarios que hablan sin tapujos y dicen lo que piensan. Empezamos a platicar y resultó que ella es mamá de una niña de 18 años, y salió todo este tema de cómo las mamás no hablamos de lo complicado que es la maternidad. 

Coincidimos, en que disfrazamos los malos sentimientos y los problemas de la maternidad con frases como:  vale la pena, crecen tan rápido, y la mejor de todas, es una bendición. Por otro lado estamos las que somos consideradas malas mamás, porque decimos estoy cansada, esto es muy difícil, no me lo esperaba así, lo que no quiere decir que no te ame hija con todo mi corazón, solo soy honesta con lo que siento y ser mamá es mas complicado de lo que te cuentan.

No puedo negarte que siento un poco de paz en mi corazón, cuando descubro que no soy la única que se siente así, que somos varias por no decir muchas mamás que este nuevo rol en nuestras vidas no está costando trabajo asimilarlo y tenemos que ir un día a la vez.

Ahora que soy mamá, me doy cuenta que es un tema del que todas hablan, pero muy pocas comparten esos días malos, los días en los que no sabemos como calmar a nuestro bebé, los desvelos, la incertidumbre, son temas que no discutimos, solo hablamos de lo bonito y de lo hermoso que es ser mamá, porque en verdad lo es, verte crecer, abrazarte y sentir tu cuerpecito es algo increíble, amas a tu bebe como nunca haz amado nada en tu vida, pero aun así es difícil.

Hablar de la realidad de la maternidad, pareciera que te hace una mala mamá, por no encajar en la expectativa de felicidad por tener hijos, algunas fluyen muy natural, otras tardamos en procesarlo y así cada mamá hace lo mejor que puede con lo que tiene.

Tipos de Maternidad


Mi doula y asesora de lactancia,  han sido clave en este inicio de la maternidad, encontré en ellas mujeres fuertes, amorosas y madres trabajadoras que entienden la etapa que vivimos tu y yo, encuentran espacio dentro de toda su vida  para preguntarme cómo estoy y cómo me siento, lo que para mí estando sola en esta gran ciudad, es como sentirme en casa y rodeada de seres queridos.

Platicamos sobre los distintos tipos de maternidad,  están aquellas mamás que aseguran que esta etapa es la más feliz de sus vidas, por otro lado, están las que tienen dificultades, pero aun así, están convencidas de que vale la pena y finalmente estamos aquellas mamás que afirmamos que no imaginábamos que esto fuera así de complicado.

Todas son realidades distintas pero maternidades muy válidas, por momentos cometo el error de juzgar a esas mamás que están convencidas de que la maternidad es lo mejor en sus vidas, cuando la tolerancia es identificar las diferencias y aprender a respetarlas, seguramente ellas no entienden a las mamás que estamos luchando por adaptarnos a la maternidad, cuando en ellas es tan natural, sin embargo, debemos aprender a apoyarnos entre nosotras, a no juzgarnos en nuestras diferencias.

En lo que si estoy segura coincidimos, es en lo importante o más bien vital que es tener una red de apoyo, sentirte escuchada por otras mamás, saber que no eres la única qué pasa por esto y que será temporal, que importante es ver mamás empoderadas que trabajan, cuidan a sus hijos y salen al mundo, esto nos ayuda a aquellas que seguimos en casa decididas a cuidar a nuestros bebés a pensar que algún día, no muy lejano, igualmente regresaremos con una nueva versión de nosotras, pero regresaremos. 

Ojalá logre enseñarte hija que las mujeres debemos cuidarnos entre nosotras, no atacarnos, solo nosotras vivimos la maternidad y la entendemos, necesitamos de nuestros lazos para sacarla adelante día a día, no debemos vivir asiladas, sino estar en comunalidad, ahora más que nunca atesoro a todas las mujeres que han llegado a mi vida en esta etapa y que me han ayudado a salir adelante, con sus palabras, con su ejemplo, con su compañía, cuidémonos las unas a las otras y ayudémonos siempre.

Para todas las mamás


martes, 24 de julio de 2018

¿Qué es la maternidad?


Cuando era niña, aprendí que la maternidad era un sacrificio, dejar  de lado tu vida por el bienestar de tus hijos, quedarte en casa cuidándolos, era algo que iba a limitar tu crecimiento profesional, y a frustrarte durante varios años hasta que crecieran y pudieras retomar tu vida, la cual, quedaba de lado, en todos esos años estarías solo pensando en lo mejor para tus hijos y tu vida no importaría, así es como yo entendí la maternidad. 

Desde muy pequeña, afirme que no me casaría ni tendría hijos, no encontraba sentido a sacrificarte tanto por nadie, qué valor puede tener dejarte de lado, por alguien que cuando crezca puede o no agradecerlo, porque según lo que yo aprendí los hijos son ingratos y no agradecen tus sacrificios. 

Bajo esta perspectiva es que toda mi vida asegure no necesitar ni querer tener un hijo, la palabra sacrificio no estaba en mi vocabulario. Sin embargo la vida me llevo por otro camino y aquí estás tú, eres perfecta hija, eres eso que no pedí, pero llegaste, con todo lo que necesitaba, ahora estoy intentando en mi cabeza reestructurar el sentido de la maternidad y conectarme con ella, encontrando un punto medio entre lo que muchas describen como una bendición y lo que otras llaman un sacrificio. 

Por esa razón es que me encuentro en búsqueda de ese punto medio, ahora que vivo día a día contigo, voy entendiendo que esto no es un sacrificio, es una decisión, estar en casa contigo y conocernos poco a poco, me a dado otra perspectiva, puedo decirte también que tampoco es una bendición, porque es cansado y tedioso hacer muchas veces lo mismo y tener en tus manos la vida de otra persona.

Para mí es un punto medio, disfruto conocerte día a día, decidí estar en casa contigo para verte crecer, y por esa razón deje en pausa mi vida profesional para reconfigurarme y encontrar nuevas metas, siempre consciente que esta fue mi decisión y no me arrepiento de ella.

Lo que quisiera decirte hija es que estoy buscando conectar ese lado maternal que siempre estuvo desconectado, entender que estoy creando mi mayor obra y quiero hacerlo lo mejor posible, cuidarte y que seamos felices juntas, sin dejar de lado que soy mujer y que quiero vivir mi nueva vida, en la que no todo sean pañales y leche, para volver a sentirme productiva laboralmente y con nuevas metas por alcanzar, ese es mi más grande reto.



Ser mujer



Hoy empezamos nuestro día como siempre dándote pecho y de ahí biberón, te acosté en tu cunita junto a mí y estuve observando cómo te movías, los sonidos que hacías y quisiera poder grabarlos en mi mente y recordar siempre estos momentos. 

Tienes unas calcetas hermosas que simulan zapatitos y te vez preciosa con ellas, te veo tan pequeñita y a la vez tan fuerte. Cuando te veo dormir así, me gustaría saber que sueñas, en que piensas y que sientes, es increíble esto de dar vida a otro ser humano, cómo logramos las mujeres gestar un bebé y traerlo al mundo y en un instante por cuestión de instinto sabemos como cuidarlo, todo eso me maravilla, a veces no nos damos cuenta del poder y la fuerza que tenemos, si nos detuviéramos a pensar desde nuestro embarazo, lo que pasamos desde las náuseas, mareos y cansancio, lo que estira nuestra piel y lo que pasa en nuestro cuerpo durante 9 meses, no dudaríamos que somos increíblemente fuertes. 

Llega el día del parto y alguien me dijo un día, de un parto sales empoderada, es totalmente cierto, no sabes de donde sacaste la fuerza para aguantar tanto dolor pero esa fuerza llega desde el interior y nos regresa a nuestros instintos más primitivos, con los cuales somos capaces de traer al mundo a un ser humano. Después del parto, básicamente como correr un maratón, bajas aproximadamente 6 kilos al nacer tu bebé, de ahí viene la lactancia, sin pausas ni tiempo para recuperarte tu bebé está ahí y te necesita, aunque tú y tu cuerpo estén apenas en recuperación, vuelves a sacar fuerza de tu interior y logras encargarte de tu bebé.

Por eso hoy, te veo dormir y pienso que tengo una guerrera junto a mï, una gran mujer que puede ser lo que ella decida, que labrará su vida con un camino distinto al mío y tendré el privilegio de acompañarla el resto de su vida, hoy es mi momento de cuidarte, más adelante tu misma lo harás, ya no serás ese pedacito de cielo que está en mi cama y que necesita todo el tiempo de mí, solo seré tu compañera de viaje y veré maravillada lo que decides hacer con tu vida.

martes, 17 de julio de 2018

Expectativas vs Realidades


Llegó el día de concluir el curso sicoprofilactico de preparación para el parto, con la clase de postparto,  asistimos tres mamás, todas con nuestros bebés, eran dos niños y tú la única niña. Empezamos compartiendo nuestras experiencias del parto y como lo vivimos, y todas coincidimos en algo, nuestras expectativas estaban muy lejos de nuestras realidades, planeamos cómo queríamos que fuera el parto, natural, sin intervenciones, respetado y ninguna logró cumplir con todo lo que tenía planeado. La realidad se encarga de pegarnos de frente y enseñarnos que en la maternidad tienes que aprender a soltar, no hay planes que se cumplan al pie de la letra, no es receta de cocina y vas viviendo día a día con la realidad que se te va presentando.

Una de las mamás contó la historia de su parto, ella intentó como una guerrera que su parto fuera natural, estuvo horas y días intentando, sin embargo no pudo ser y termino en una cesárea, talvez uno se pregunta ¿Que fue lo qué pasó? , ¿Porque no pudo nacer su bebé natural?, y la respuesta es simple, porque así sucedió, las expectativas y las realidades nos enseñan que en la maternidad nada está escrito y debemos adaptarnos a nuestra realidad. 

Una cesárea o un parto vaginal no te hace ni más ni menos mujer, por tener una cesárea  no eres floja y mucho menos es la salida más fácil . Traer al mundo a tu hijo es todo un reto sin importar como haya nacido, dejemos de juzgarnos entre nosotras, esto no es una competencia, hacemos lo que mejor podemos con nuestros recursos, debemos darnos un respiro, estamos haciendo un trabajo muy difícil para el cual no hay capacitación, escuela ni preparación, lo hacemos por instinto y mucho amor. Ninguna mamá es mejor que otra solo somos diferentes y estamos como todas, adaptándonos a la maternidad.

Regreso a casa


Después de un mes de estar con tus abuelos, llenando mi corazón de amor de familia y  amigos, regresó a México, el departamento era el mismo, pero se veía de diferente color, más luz y más espacio, era como si fuera un lugar distinto al que deje, era como si lo apreciara con otros ojos y no con la tristeza que me envolvía cuando me fuí, la depresión, es un concepto que escuchamos muy seguido y pareciera muy común decir, estoy deprimido, pero no hija, la depresión es un demonio que se mete en tu cabeza en tu cuerpo y en tu corazón, te hace pensar las cosas más terribles y sentir una gran soledad y mucha tristeza. 

Cuando me explicaban que durante el postparto puedes sentir tristeza y el famoso "baby blues", por momentos pensé, debe ser más común en mamás que pasaron un embarazo  difícil, tienen que regresar inmediatamente a trabajar, o atraviesan alguna situación personal que pudiera desencadenarla, y este no era mi caso, sin embargo, la depresión llegó, tuve siempre a tus tías cerca de mí, contándome sus experiencias y nunca me dejaron sola, los primeros días pensé que nunca se terminaría, mis días eran darte pecho y cambiarte pañales, era como si mi cuerpo y mi alma se hubieran separado y solo funcionaba por tener que cuidarte, no tenía ganas de llorar todo el día pero tenía un sentimiento de ansiedad mezclado con angustia, el pensamiento recurrente era, ¿Cuando se terminará esto?,  juraba que de ahora en adelante mis días serían así,  veía a la gente en la calle y pensaba, ¿Cómo sobrevivieron a tener hijos? ¿En qué momento lograron superarlo e incluso tuvieron más de un hijo?. 

Estar con depresión es salir a la calle rodeada de gente, pero sentirte sola y aislada, pensar que nadie entiende lo que estas viviendo. Sin embargo, el tiempo pasa y te das cuenta que nada es para siempre, lo entendí muchos días después, en mis peores momentos le escribía a tu tía y le pedía  que me repitiera que esto también pasaría, y efectivamente pasó.

Cuando estamos embarazadas, no nos preparamos para lo que significa cuidar un bebé, sabemos que es demandante y cambia tu vida, pero nunca lo entendemos hasta que lo vivimos. Tú fuiste una bebe maravillosa, estoy segura que sabías que tú madre no estaba preparada y decidiste ayudarme, desde los 8 días de nacida,  dormiste mínimo 5 horas en las noches, aunque dormías poco en el día, podías estar tranquila sin llorar en tu carreola o en tu cunita, me sonreíste desde muy pequeña, tenías apenas un mes y medio y me enamoraste, sabías cuando darme esa sonrisa y me mirabas fijamente por largo rato como queriendo decirme, mamá vamos a estar bien, té prometo portarme bien, vamos a estar bien .

martes, 10 de julio de 2018

Cambio de vida


Llegue a México con tu papá hace 2 años, feliz porque por fin estaríamos juntos, llegué a trabajar, algo que era lo único que sabía hacer en los últimos 12 años, debo confesarte que no amaba mi trabajo y odiaba a mi jefe, pero siempre amé subirme a mis tacones, maquillarme e irme a comer el mundo, estar todo el día en la oficina, era para mí algo habitual y lo disfrutaba, más aún, acompañado de un salario con el que podía comprar ropa, bolsas, zapatos y uno que otro viaje que era lo que más disfrutaba de mi vida. 

Ese primer año fue todo un proceso de adaptación, nueva empresa, trabajo, rutinas, sin embargo, tenía la esperanza  que mi siguiente trabajo sería mejor, por lo que trabaje ahí  exactamente un año, y me fui tranquila, a sabiendas que vendría un nuevo trabajo una mejor empresa y muchos más amigos y colegas por conocer. Sin embargo, la vida me tenía la más grande sorpresa que jamás me habría imaginado, llegaste un primero de julio sin aviso sin señal sin espera, y mi siguiente año en México cambio toda mi vida, desde el momento en que supe que llegabas, a la noticia, lo acompañaron los malestares, los vómitos, el cansancio y el miedo, no puedo quejarme, viví mi embarazo como yo quería, tranquila, en casa. 

41 semanas después, llegaste tú, de un día para otro te tenía en mis brazos y tenía que saber que hacer contigo, porque eras mía y de nadie más, tú padre es un hombre maravilloso que siempre está ahí para ambas, pero tú, eras mía. 

Llego un día en que todos se fueron y solo éramos tú y yo, mi miedo era tremendo, todo era desconocido, nunca en mi vida me sentí tan sola y con ese miedo que me calaba el alma. Extrañe a mi familia y extrañe tener amigas, mi red de apoyo estaba muy lejos, a un chat de distancia, pero lejos, mi cambio de vida me llevo a no tener mujeres que vivieran lo mismo que yo, y eso me estaba pesando. Pase días solo dándote pecho y medio viviendo, esperando a que pasaran las horas, para que llegara tu papá y me ayudara un poco. Necesite de tus tías y tus abuelos, quienes se turnaron a visitarme durante varias semanas porque yo sentía el mundo en mis hombros y que nadie lo entendía. 

Sane de poco en poco, empecé a encontrarle sentido a las cosas y llego el día de volver con tus abuelos a casa. Ese día recuerdo iba tan triste, era una mezcla de emociones,  ese miedo que me tenía como zombie, me sacaban de mi mundo y por momentos pensaba que no sabría que hacer contigo. Llegué a casa con tus abuelos y pase unas noches terribles, pensando en cómo me arrepentía de ser madre, si hija lo siento, pero me arrepentí y lloré mis más amargas lágrimas y te veía como un ángel dormida y me repetía, ¿que hice? ¿porqué lo hiciste?. 

Los días pasaron, los aceites llegaron, tus tías siempre estuvieron y tus abuelos no me dejaron, llore con tu papá por teléfono tratando de explicarle lo que me estaba pasando, tu papá sin entender solo hilaba decirme tú tienes que estar bien y Majo estará bien, la fórmula llego y con ello paz en mi corazón, ese miedo y tristeza se fueron de un momento a otro, el sueño regreso y empecé a encontrarle sentido a esto, entendí y acepté mi nueva vida, solo necesité llenar de mucho amor mi corazón para regresar a casa, esperanzada, a que estaremos bien tú y yo, que voy a volver a encontrarme,a ser una nueva yo.


El paso de los días




Somos comunalidad, me dijo un día tu tía, estás construyendo tu aldea, tu tribu, estás reconstruyendote y eso toma tiempo. 

Los días pasan y mi cuerpo sigue sin sanar, me siento débil y cansada, me veo al espejo y no me reconozco, tú demandas mi presencia, mientras yo intento descifrar lo que siento, mi cuerpo tiene estrías y piel flácida, mis pechos gotean leche y duelen, darte de comer es doloroso y agotador, y aun así, encuentro fuerza para seguir adelante, cuidarte y velar porque estés bien.

Por días me pongo en pausa, dejo de sentir y me dedico a tí, a cuidarte y abrazarte, mis necesidades quedan de lado y me dejo llevar por la inercia de la maternidad, no puedo detenerme a llorar mis heridas físicas ni emocionales, solo sigo adelante y sobrevivo, pienso que ya paso un día más y pronto estaré bien. Me refugio en mi tribu, en tus tías, ellas me escuchan, me apoyan y hasta me hacen reír, y me juran que pronto pasará, que nada es eterno y que pronto estaré mejor. 

Los días son largos y los meses cortos, me dijo mi doula, y efectivamente, el tiempo pasa lento y cuando menos me doy cuenta estas por cumplir 1 mes, las horas pasan, entre dar pecho y cambiar pañales, y me pregunto si soy la única que esta viviendo así, si todas las mamás pasan los días igual o solo lo estoy viviendo yo y me encuentro sola en este viaje.

Cuando te veo, entiendo, que eres mi maestra de vida, gracias a ti conocí la paciencia, esa que me hizo aguantar días enteros en casa, solo dándote de comer y cambiándote pañales, esa misma, que me llevo a tomar con calma esta nueva vida, que todavía no entendía, y que en este momento que escribo todavía no entiendo. Paciencia que me lleva a ir un día a la vez, porque planear es muy pronto para mí, paciencia que me dice, si vas a poder, aguanta un poco más; esa misma que me hizo atravesar la maternidad en soledad, lejos de casa y de mi tribu.

Hoy te escribo de madrugada, son las 3:54 y te tengo acostada en mi cama, te veo y pienso en lo hermosa que estás, me repito, aguanta solo un poco más y esto también pasará, te veo indefensa, y solo quiero protegerte, abrazarte a mí y cuidarte, pero también, quisiera dormir, descansar y ser yo de nuevo, sanar mi cuerpo y reencontrarme, solo puedo repetirme que regresaré no sé cuándo pero regresaré.













martes, 3 de julio de 2018

El Nacimiento


El embarazo esta por llegar a su fin, iniciamos contracciones casi 2 semanas antes de que nacieras, eran indicios de que estabas cerca pero todavía faltaba para conocerte, llegábamos a la semana 38 y los nervios aumentaron, la incertidumbre del porqué no nacías estaba latente, recuerda que vivimos en los tiempos de la cesárea, donde todo se planea incluso la llegada de tu bebé, por lo que un parto natural no tiene una fecha especifica y la incertidumbre se respiraba en el ambiente. 

Esperar se volvió parte de nuestros últimos días contigo en mi pancita, tus abuelos estuvieron casi 1 mes esperando tu llegada, los nervios se incrementaban, porque siempre le tememos a lo desconocido y esperar a iniciar labor de parto era desconocido para todos, intentamos todo para arrancar el parto, pero tú te tomaste tu tiempo y dijiste no, será cuando yo diga. 

Llegamos a la semana 41 y el doctor ya no quiso esperar más, corríamos el riesgo de complicaciones para ambas, por lo que decidió inducir el parto. Yo a veces creo que nos escuchaste que íbamos a inducir el parto al día siguiente, para nuestra sorpresa, esa misma noche la fuente se rompió a las 3 am y desde ahí nos arrancamos, no tuve contracciones fuertes y la espera estaba llegando a su fin.

Entramos al hospital a las 10 am y el doctor nos esperaba, me reviso y no, todavía no iniciaba el parto, por lo que decidió ponerme una pastilla que ayudaría a iniciar las contracciones, pero lo que venía nadie lo esperaba. A los 20 minutos que me colocaron la pastilla las contracciones arrancaron cada 5 minutos y con mucha intensidad, debo decirte hija que han sido los dolores más fuertes que hasta ese día experimente, fueron 6 horas aproximadamente de puro dolor y dolor. 

Nuestra doula y tu papá hicieron un trabajo maravilloso nunca me dejaron sola, me acompañaron y me ayudaron a que pudiera manejar ese increíble dolor, me daban masajes, me ponían aceites, me ayudaban con las posturas, siempre estuvieron conmigo, el dolor era tan intenso que el tiempo pasaba y yo me perdí, mi instinto me mantenía alerta y mi cuerpo resistía, mientras mi mente se concentraba en aguantar un poco más. Llegando ya casi la hora de que nacieras mi dolor era insoportable, mis gemidos cambiaron a gritos de dolor y de angustia, el doctor pidió que me metieran a la regadera a bañarme y al escucharme entendió que ya no podía con ese dolor, yo ya pedía bloqueo y las contracciones eran cada 2 minutos, salimos de la regadera directo con el anestesiólogo, era tanto mi dolor que la anestesia me la colocaron sentada porque no pude acostarme. 

Una vez que me colocaron el bloqueo empecé a sentir un poco de alivio a las contracciones, sin embargo, el doctor con cara de preocupación buscaba el latido de tu corazón, cuando lo encontró eran muy bajas las pulsaciones, estabas ya agotada de todas las horas que llevábamos de contracciones, en ese momento, movilizó a todos, porque era tiempo de que tú nacieras. El anestesiólogo me tomó de la mano y me dijo lo que pasaría y que no tuviera miedo que todo estaría bien, me acomodaron y en 2 largos pujidos estabas fuera mi niña, es una sensación de alivio, porque ya podía verte y escucharte en lo que te revisaban, tu papá y yo llorábamos de la emoción, son tantos sentimientos a la vez, es alegría, miedo y confusión porque todo pasa tan rápido y sentí tanta emoción porque por fin ya estabas con nosotros, llegabas a nuestra vida un 20 de marzo a las 16:50  a cambiarnos el mundo.







La Depresión


Un primero de julio, me cambio la vida, no hubo protección contra tus ganas de llegar a nuestras vidas, no te esperábamos, llegaste como un remolino y cambiaste por completo nuestro mundo.

Son sentimientos tan encontrados, que hasta el momento no puedo explicarlos, fuiste esa decisión que no supe tomar y que tomaste por mí, nunca estuve segura de querer ser mamá y aunque siempre tuve la duda eran más mis ganas de vivir como una mujer independiente, que mis ganas de engendrar un bebé. 

No quisiera lastimarte con mis palabras y que pienses que no te quiero, solo espero que conozcas mi sentir, mi amor hacia ti se contrapone a mi propio egoísmo humano, son 2 sentimientos que se enfrentan, por un lado esta el amor propio y por otro mi amor por ti. Yo me considero alguien egoísta, y la maternidad es el acto menos egoísta que existe, porque te fusionas con tu hijo y se vuelven un mismo ser. Cambias todo tu mundo por el mundo de alguien más, y mi vida hasta los 35 años había sido muy sencilla y solo pensaba en mí, ahora contigo a mi lado tengo otra vida, tú tía me lo dijo claramente, tienes que aprender a aceptar esta nueva vida, no regresarás a ser tu misma, tendrás que reconstruirte y armar una nueva vida. 

Cuando llegamos a casa, describirte lo que sentí es imposible, es una mezcla de hueco en el estómago con angustia, miedo constante mezclado con momentos de felicidad, sin embargo, la tristeza es tan grande que te nubla los sentimientos buenos, y sí, es la depresión postparto o el también nombrado cuarto trimestre, es pasar en un segundo a tener un ser humano que depende de ti para todo, es la mayor responsabilidad que jamás hayas tenido en tu vida y llega así en un segundo, sin instrucciones, ni previa capacitación , así sin avisar y sin preparación alguna.

Este sentimiento va y viene, hay días buenos en los que encuentras un respiro y aceptas todo este cambio de vida, y hay días malos en los que no encuentras consuelo, yo estoy en ese proceso, soltar mi vida pasada, aceptar que fue increíble y que la disfruté al máximo pero que ya terminó, y ahora empieza otro capítulo totalmente diferente, no menos bonito, porque la maternidad tiene esos momentos extraordinarios también, solo es diferente, son otras satisfacciones, otras recompensas.

Bien dicen que necesitas una red de apoyo dentro del postparto, mujeres que hayan vivido esta etapa y entiendan lo que se siente, que te digan una y otra vez te juro que esto pasará que ese sentimiento de tristeza mezclado con soledad pasará y eventualmente renacerás, te reencontraras de nuevo y tienes la esperanza de que así será, porque las vez salir adelante con uno o más hijos, trabajar, estudiar y volver a ser su mejor versión y piensas esa seré yo algún día, no hoy no mañana, me tomará unos meses reconstruirme y reafirmarme en esta nueva vida pero lo haré y regresaré a ser yo y saldré a trabajar a estudiar, a vivir, porque el nacimiento de tu bebé no es el final de un embarazo, es el inicio de una nueva vida, la cual estoy dispuesta a vivir día a día, despertando con tu hermosa sonrisa y tu cuerpecito pegado a mí, regalándome esos hermosos ojos que me ven como el primer día llenos de amor y que irán de mi mano hasta que seas lo suficientemente fuerte para ir tu sola.

Estaremos bien mi pequeño tesoro, seguiré cuidando de ti y viéndote crecer, seguiré luchando contra este postparto y no me dejaré vencer, mi palabra estos días es aceptarte y aceptarme, abrirme a esta nueva vida, encontrar la felicidad en ella y dejarme fluir, aprender a ceder el control y no dejarme vencer.


El Embarazo




Hoy, han pasado los días, atrás quedaron los ascos, los mareos y el vomito que tanto me acecho en los primeros 3 meses y como por arte de magia, desaparecen cuando cumples 4 meses de embarazo. 

Después de los malestares de los primeros 3 meses, empece realmente a disfrutar el embarazo, como todo, había días buenos y malos, es una etapa que puedo describir de conocimiento interno, empiezas el proceso de anidar, arreglas tu casa para recibir a tu bebé, te preparas física y emocionalmente para el parto; leer respecto del embarazo y como va creciendo tu bebé, era lo que mas ocupaba mi tiempo, pasé largas horas pensando en tí y en mi parto. El cansancio estuvo presente muchos días, por lo que pasamos largas horas durmiendo juntas, sentir como te movías me llenaba el corazón de amor, me resulta increíble pensar que estoy dando vida a un ser humano dentro de mí e intento con todas mis fuerzas protegerte y cuidarte hasta que estés lista para salir al mundo. 

Estoy viendo fotos de mi familia y recordando a mi abue, aquella de la que te contaré mil historias y conocerás a través de tu tía y de mi, y que además estoy segura, ella te mando a este mundo para ponerme los pies en la tierra. 

Hoy sigo sin saber cómo es que llegaste a este mundo, no había manera de que llegarás, sin embargo, aquí estás, siento tus pies y tus manitas en mi vientre y sé que no estoy sola porque tú estás siempre conmigo. Eres mi más grande reto, sacarte adelante y hacerte feliz es lo que más anhelo en esta vida, sé que llegaste a que me diera cuenta del gran amor que tu papá y yo nos tenemos, es una conexión con él, que jamás había sentido, gracias a ti estamos unidos para siempre y ese lazo nadie lo podrá romper, estamos juntos los 3 gracias al amor. 

Por momentos no sé que vaya pasar en mi vida, tengo mucho miedo de no ser una buena madre para ti, de no saber cuál es el siguiente paso en mi vida y por primera vez en verdad no lo sé. Siempre mi vida profesional fue mi meta en la vida, trabajar y triunfar era lo que más me motivaba, tener éxitos y escalar lo más que pudiera eran mis principales metas en la vida y ahora mis prioridades han cambiando, se que tengo mucho por hacer solo necesito encontrar mi lugar y ahora sí, siempre pensando en tenerte a tí a mi lado, se que algún día volarás con alas propias y es mi trabajo hacer tus alas tan fuertes para que vayas lejos de mí y seas feliz estés donde estés. 

Te hago hoy la promesa de que así lo haré, te tomaré en mis brazos y te daré tanto amor que seas tan fuerte para algún día volar sola hacia tu felicidad, eres una parte de mí y no será fácil dejarte ir, pero uno de mis más grandes propósitos en esta vida es que tú mi pequeño tesoro seas feliz, que cumplas tus sueños y recuerdes que nada para ti es imposible, yo siempre seré tu red de apoyo, podrás regresar a mi a curar tus heridas cuantas veces lo necesites, y aquí estaré, pero rendirse no es opción mi preciosa, siempre adelante y siempre positiva que la vida te tirara muchas veces, sacúdete y vuélvete a subir al ruedo, que mil cosas hermosas te esperan por vivir. 

Por mi parte estoy intentando buscar de nuevo mi camino en la vida, contigo en mi vientre me siento fuerte de que lo haré y encontraré de nuevo el camino, una etapa de mi vida termina y otra inicia contigo en mi corazón y mi vientre, y espero vivir al máximo esta siguiente parte de mi vida, te amo mi hermoso tesoro